— ¿Qué pasa si no estamos de acuerdo en qué es lo
correcto? Es difícil cambiar los malos hábitos de toda una vida, Owen. Hay
diferencias entre tú y yo.
— Tú te opones al matrimonio.
— Eso no era más que una broma. Pero voy a darte
un ejemplo. Supongamos que te enamoras de una joven. Pero no es la chica
adecuada. Tu familia jamás aprobaría el matrimonio. ¿Qué harías?
— Si la amase, no me importaría lo que dijese mi
familia.
— Eso es porque eres honorable. Yo, para empezar,
no me metería en ese fregado. Yo me buscaría al hombre más rico y feo de la
sala y le seduciría.
— Comprendo —dijo—. Eres más inteligente que yo.
—
Es algo que debes recordar —le dijo ella,
tocándole la mejilla—. Soy más inteligente que tú.
El amor en tiempos de los dinosaurios
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